Cuando te paras a pensar si quieres a alguien, ya has dejado de quererle para siempre.
Julián Carax en "La Sombra del Viento"

2010/05/09

Luces de Bohemia ·Verion Propia mayores de 18·

En la verdadera obra de teatro de en este pasaje que cambio se encuentran Max Estrella (el protagonista, un viejo poeta ciego) y un preso (un catalán en regimen franquista de los años de la dictadura española) la verdad es que cuando lo leí mi mente pervertida me jugó una mala pasada y por ello ahora voy a redactar mi version propia… A propósito, no tengais en cuenta lo de “viejo”… jus jus jus.

LUCES DE BOHEMIA (versión propia):

(El calabozo. Sótano mal alumbrado por una candileja. En la sombra, se mueve el bulto de un hombre –blusa, tapabocas y alpargatas–. Repentinamente se abre la puerta. Tegoshi Yuya (N/A: Max Estrella) empujando y trompicando, rueda al fondo del calabozo. Se cierra la puerta de golpe.)

Tegoshi.-¡Canallas! ¡Asalariados! ¡Cobardes!
Voz fuera.-¡Aún vas a llevar mancuerda!
Tegoshi.-¡Esbirro!

(Sale de la tiniebla el bulto del hombre morador del calabozo. Bajo la luz se le ve esposado en tierra sentado, con la cara llena de sangre)

Ryo (N/A: Preso).-¡Buenas noches!
Tegoshi.- ¿No estoy solo?
Ryo.- Así parece.
Tegoshi.- ¿Quién eres, compañero?
Ryo.- Un paria. (N/A: Paria: persona excluida de las ventajas de las que gozan las demás, por considerarlo inferior.)
Tegoshi.- ¿Eres anarquista?
Ryo.- Soy lo que me han hecho las leyes. ¿Y tú quien eres?
Tegoshi.- Yo soy el dolor de un mal sueño.
Ryo.- Te ves joven para estar preso y más aún para tener esas luces y esa ideas bien formadas en tu cabeza.
Tegoshi.- ¿Joven?
Ryo.- Soy mayor que tú, solo con mirarnos se percata. ¿No ves?
Tegoshi.- No señor, soy ciego.
Ryo.- No me digas señor, me haces verme viejo. Ven, sientate a mi lado, aléjate de los barrotes, que yo no puedo levantarme.
Tegoshi.- ¿Por qué no?

(Se acerca al preso tal y como este le pidió, tanteando la celda, apoya en la pared con la espalda y resbala por ella hasta quedar en el suelo al lado izquierdo del preso. Las manos de Tegoshi se encuentran por casualidad con las cadenas de Ryo)

Ryo.- Como ya has vis… notado (rectifica) estoy esposado a la pared.
Tegoshi.- ¿Pero aún así puede moverse?

(Con sus finas manos, Tegoshi siguió la cadena de una de las esposas hasta la muñeca del preso, regresando hasta la pared, intuyendo que por lo menos eran dos metros de cadenas.)

Ryo.- No me digas de usted que no soy tan viejo como para que lo hagas (rie desganado) Tengo para moverme un par de metros, quizá menos.

(El ciego suspira abatido por el estado de su compañero de calabozo.)

Ryo.- ¿Y tu nombre cual es joven ciego?
Tegoshi.- Tegoshi, Tegoshi Yuya (dice apresurado)
Ryo.- Un placer, Tegoshi, mi nombre es Nishikido Ryo, dime Ryo.
Tegoshi.- ¡Hai!

(El neviosismo se comía al pequeño ciego pues la voz del preso, grave y ronca, le hacía no querer separarse de él. Su corazón latía a un ritmo descontrolado, sintiendo entonces sus labios latir. Por su lado, Ryo, solo miraba de arriba a bajo a ese pequeño sentado a su lado que con sus finas manos seguía tanteando la esposa de su muñeca izquierda, haciendo que su piel se herizara con el contacto y que un gran suspiro saliera de sus labios. El preso notó como latían los labios del menor y se mordió el labio inferior para no cometer una locura, ya lo acusaban de todo y más, si tambien lo acusaban de homosexualidad su ejecución sería adelantada y el pequeño Yuya también sería ejecutado por el mismo pecado.)

Tegoshi.- ¿Te fusilarán? (Pregunta con pena)
Ryo.- En cinco días. (Confesó cabizbajo)
Tegoshi.- ¡Cinco días! (Exclamó confuso y lleno de terror al pensar en no volver a escuchar aquella voz nunca más dentro de cinco días. El preso se sorprendió por la reacción del ciego-) ¡No es justo! ¡No quiero! ¡No!
Ryo.- Tegoshi, no hay nada de lo que se pueda hacer… suficiente que no me fusilen hoy.
Tegoshi.- Pero… no quiero. (Con sus manos comienza a acariciar el rostro de Ryo para saber como es dándose cuenta de que era más que atractivo. En un impulso de su corazón juntó sus labios con los de él en un beso casto y delicado en el que pudo percibir apenas el sabor a sangre seca en la boca del preso. Al finalizar ese roce se abrazó al mayor ocultando su rostro avergonzado y con gruesas lágrimas. El llanto mojó el hombro del mayor, pues carecía de ropa de cintura para arriba.) En verdad no quiero.

(Ante ese quejido en su cuello el preso lo abrazó más contra su tíbio y herido cuerpo conmovido por las lágrimas puras del pequeño, sorprendido a la par por el valor de aquel ciego para besarlo. Separó al pequeño de su cuerpo y con sus malogradas manos acarició el rostro humedo de aquel niño de 21 años. Se acercó a esos labios dulces que antes tubo la oportunidad de probar y los unió con los suyos. Ante eso a Yuya se le herizó toda la piel del cuerpo. Ambos probaban la boca del otro. Ryo lamía los labios del pequeño mientras este suspiraba por el placer que sentía, abrió su boca. El preso se excitaba más aún al ver la vergüenza en el rostro del invidente. La lengua humeda y deliciosa del mayor se coló en la boca del ciego masagenandose con la otra. Ambas bocas necesitaban la una de la otra, sus lenguas jugaban dentro y fuera de sus bocas. Solo se separaban pocos segundos para coger un poco de aire, nada más. Ryo jaló el labio inferior del menor para finalizar aquel beso de máxima intensidad.)

Ryo.- ¿De que te acusan?
Tegoshi.- De nada…
Ryo.- En ese caso no deberias… no deberias hacer esto. (Intentó decir mientras las manos de Tegoshi recorrían su frío, herido y desnudo torso)
Tegoshi.- ¿Por qué? (Preguntó confuso)
Ryo.- Si te acusan de homosexualidad mm…. (Gimió un poco al sentir los labos del menor deleitarse con su cuello) te condenaran al… al fusilami… miento. Mmm…
Tegoshi.- No me importa… Todo en mi vida, lo poco que llevo de ella, me ha golpeado y dolido; estando contigo lo olvido todo, solo llevamos unos minutos de conocernos pero tocarnos se siente tan bien… es la primera vez que disfruto con algo. No quiero perderlo y en cinco días lo haré, lo perderé y no quiero… no quiero estar sin esto, sin este sentimiento.
Ryo.- Suenas cursi ciego.(Le besa)
Tegoshi.- Soy poeta.
Ryo.- En ese caso tenemos cinco días…
Tegoshi.- Cinco días en los que nos torturarán y en los que solo nos tendremos el uno al otro… Que triste…
Ryo.- Cinco días para disfrutar el uno del otro…

(Nuevamente los labios del ciego buscaron los del preso, que no se hizo de rogar. Las manos del menor tocan todo el cuerpo del mayor con sumo cuidado en las heridas, la piel del ultimo se eriza con cada contacto dejando escapar dulces y profundos suspiros tocando los muslos del otro.)

Tegoshi.- No habrá marcha atrás…
Ryo.- Más te vale…

(Tras aquello el preso atacó el cuello del menor con besos, lengüeteos y mordidas haciéndo que el menor gimiera acalorado. Ryo con la maña que podía, lleno de nervio y excitación, deshizose de la camisa blanca con mugre del otro. Yuya mete sus traviesas manos en los pantalones del otro notando la media erección bajo los pantalones de este, riendo nervioso al ser la primera vez que tocaba un miembro que no era el suyo, sonrojandose al tiempo que escucha el leve gemido del preso cuando su mano comienza a moverse de arriba a bajo masajeando ese gran miembro en crecimiento. Grime al sentir como el preso muerde su hombro intentando acallar los gemidos que se le escapan con el masaje del pequeño. Ansioso y desesperado se deshace del resto de ropa del ciego, todo desnudo y sobre las piernas del mayor comienza a darle vergüenza.)

Ryo.- Eres muy hermoso… (suspira sorprendido acariciando la suave piel del otro, viendo su sonrojo a contraluz)
Tegoshi.- ¿Eso crees?
Ryo.- Si no me hubieran acusado de lo que me acusan y no me hubieran metido preso (Acaricia el miembro erecto del pequeño y pellizca la puntita haciendole sacar un gritito de placer al ciego), si no me hubiera pasado eso y te hubiese conocido… yo mismo culpable me declaraba de haberte poseido una y otra vez pues ¿quién puede resistirse a este cuerpo? Y así al menos me condenarian a mi por violador y homosexual mientras que a ti te dejarian libre, ahora no hay escapatoria, a los dos nos fusilarán.
Tegoshi.- Si eso hubiera pasado… ¿crees en serio que me habría quedado de brazos cruzados sin decir nada, callado cual puta, para salvar mi pellejo? Acabamos de conocernos pero (Se acerca más al mayor haciendo que sus miembros totalmente erectos y cargados se rocen, sacando suspiros de ambos) no podré estar lejos de ti.

(Se funden en un beso apasionado lleno de sentimiento. El menor saca el miembro del preso de sus pantalones, el mayor recorre con su boca el torso del ciego marcando con sus dientes y succionando, llegando entonces a los pezones succionando estos hasta dejarlos rojos. El ciego lleva a su boca dos dedos del preso, lo lame y saborea, Ryo muerde su labio inferior por la imagen que se le presenta. Tegoshi lleva los dedos de Ryo a su entrada haciendolos entrar uno tras otro soltando un leve quejido y una mueca de dolor, siendo besado inmediatamente por un excitado preso que mueve los dedos de dentro a fuera y en circulos para preparar la entrada. Tras separarse los dedos son cambiados por el gran miembro erecto de Ryo.)

Ryo.- Tranquilo… (Susurra al oído del otro)

(Tegoshi apoya si rostro en el cuello del preso y muerde el hombro de este al sentir como comienza a penetrarlo, hay un descuido y en vez de entrar lentito como el preso quería para no dañar a aquella hermosa criatura, su miembro entra de golpe llegando a la próstata del ciego haciendo que este se estire hacia atrás gritando, Ryo también gimió al sentir la hermosa estrechez del cuerpo del ciego. Tras aquella penetración, ninguno de los dos movió sus caderas, el menor apoyó su cabeza en el pecho del otro jadeando ahí, adolorido e incomodo rogando acostumbrarse, pensando que era mucho más grande de lo había imaginado. El ciego sintió las manos del mayor acariciar sus muslos, su cadera, su cintura, su delgada espalda, sus finos brazos… logrando así tranquilizarse. Armándose de valor comenzó a mover ligeramente su cuerpo sobre el de Ryo, cerrando fuerte los ojos por la vergüenza, pero sobretodo por el dolor. Poco a poco sus movimientos ya no eran temerosos ni le provocaban dolor, sino que eran marcados, buscando profundidad, sintiendo aquel miembro más grande de lo que había pensado dentro de él dejando la incomodidad de lado. Por su parte, Ryo también comenzó a mover sus caderas escuchando los leves quejidos del menor, jadeando él disfrutando del calor y estrechez del ciego sintiendo como este ya sentía el más puro placer como para moverse demasiado rudo y rápido sobre él. Yuya puso sus manos sobre los hombros del mayor para poder subir y bajar mejor sobre el miembro de este. Ryo pasó una de sus manos por la cadera de este ayudándolo con las embestidas mientras la otra se apoderaba de su miembro comenzando un masaje suave y provocativo, mordiendo los pezones del pequeño. Ambos cuerpos sudaban y entre besos, lamidas, succiones y mordidas sentian en sus bocas el sabor salado de este, moviendose cada vez más rápido, gimiendo cada vez más alto, la mano del preso pellizcaba la punta del miembro de este para luego presionarla y seguidamente masturbarlo a un ritmo desesperado haciéndolo llegar al clímax sintiendo como el semen del pequeño se derramaba en su mano, llegando él a la cima del placer con un par de embestidas más. El ciego cayó rendido con piernas temblorosas abrazando del cuello al preso, jadeando agotado por el ejercicio, sintiendo ya cierto dolor en su trasero. Ryo lo abrazó notando que comenzaba a enfriarse besando su cuello y hombro hasta que el pequeño se levanto haciéndolo salir de su cuerpo viendo entonces como su semen salía del interior de aquel cuerpecito mordiéndose el labio excitado y asombrándose por lo que vio a continuación.)

Tegoshi.- Ryo yo… quiero hacer algo… (Dice posicionandose entre las piernas de este bajando por su pecho con besos y succiones tocando el miembro ajeno provocando el despertar de este)
Ryo.-Mmmm……

(Fue lo único que fue capaz de decir al sentir como la lengua del menor ya llegaba a la punta de su miembro sintiendo aquella humedad recorrerlo entero. Yuya midió con su lengua la largura de aquel miembro preocupandose por si se ahogaba ya que jamás metió algo como eso en su boca. Pasando sus dientes escuchando los leves gemidos de Ryo haciendolo reir y pedirle que no se callara, tras aquello más gemidos inundaros los alabozos. Tegoshi quería meter todo eso en su boca pero siempre quedaba un poco de la base fuera, aún así se enorgulleció de si mismo al sentir como el preso se vino contra su paladar dejando que aquella crema resbalara tragandoselo entero, succionando más la punta para no dejar nada. Ryo lo jaló del cuello para compartir un intenso beso. Sus lenguas se masajeaban mutuamente dentro y fuera de sus bocas, lamiendo y jalando entre sus dientes los labios del otro, recorriendo cada recobeco ajitándose de nuevo. Viendo el preso al ciego cansado y tiritando le dijo de dormir a lo que como respuesta recivió un casto y puro beso en los labios haciéndolo sonreír sonrojado. Yuya comenzó a tantear de rodillas el suelo buscando sus prendas de vestir cuando el preso volvió a jalarlo poniendo la ropa en sus manos.)

Ryo.- La dejé a mi lado para que no tuvieras que buscar desnudo por todo el lugar (Susurró al oído del invidente para luego lamer y morder un poco el lóbulo de este)
Tegoshi.- Gra… gracias… (Se estremece ante el contacto)

(Yuya se viste y Ryo acomoda sus pantalones. A la mañana siguiente nota que el calabozo es algo más cálido y al abrir los ojos sonrie alegrandose de que no fuera un sueño sintiendo el cálido aliento del pequeño en su pecho malherido y desnudo. Esa misma tarde a ambos los condenaros al fusilamiento por homosexuales. Dos días más tarde los guardias desencadenaron al moreno queriendo llevarlo a la muerte antes que al otro.)

Ryo.- No llores, Tegoshi, todo está bien… al fin y al cabo eramos conscientes de que esto llegaría ya que a mí me condenaron mucho antes.
Tegoshi.- Rogué por los cinco días que nos fueron arrebatados (Llora)
Ryo.- Yuya… espero que allá a donde vayamos nos encontremos de nuevo.
Tegoshi.- (Escucha como se cierran las puertas del calabozo) Ryo (Llama por ultima vez siendo respondido por este) Te amo… (Hipó entre el llanto)
Ryo.- Te amo…

(Yuya camina de arriba a bajo en el calabozo con sus manos juntas rezando a los cielos cuando la puerta de este es abierta por los tres guardias encargados de llevarlo a filas, sorprendido entonces de que lo encadenaran a unas cadenas que colgaban del techo y de que lo desvistieran de cintura para abajo, claro está para violarlo una y otra vez, uno tras otro e incluso dos a la vez, llevandolo roto de dolor, odiandose y llorando a filas para ser fusilado por esos tres “hombres” que se aprovecharon de un niño de 21 años, ciego, débil y muerto por dentro al haberle sido arrebatado su amado preso.)


FIN de “Luces de Bohemia” •Versión propia•

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